Creo
que es momento de una pausa, reflexionar y hacer un balance de lo realizado al
día de hoy, mas acercándonos a la finalización de un nuevo año. Y creo que 350
cuadros, es un buen número. Bueno, en el sentido de cantidad ya que por
supuesto es una cifra, es un Hecho; pero más significa para mí-autor, el Valor,
no de dinero, sino de lo que se Valora estéticamente en cada cuadro, lo que
Valió la pena realizarlo, el Valor de haber comenzado humildemente este
emprendimiento, la Valoración de cada adquirente, proveedor, comisionista y el
Valor Moral que todo este cúmulo Valorativo (valga de redundancia) ha cimentado
en mi y en mi obra, en estos tiempo turbulentos y desmoralizantes de un mundo en
donde solo imperan los Hechos.
Con
este escrito no pretendo, ni quiero caer en una falsa modestia, auto-vanagloria
exacerbada, un narcisismo desbocado o una propaganda marketinera de mí persona
y de mis cuadros. Para nada es el objeto de este escrito. Lo único que quiero
reflejar y dejar plasmado en estas palabras, no es tanto el logro, el esfuerzo
de el trabajo en estos 350 cuadros –realizados-vendidos y comercializados en
todo el país hasta el momento; sino lo que pretendo es definir el concepto de
cada uno en base a sus características materiales, a su nacimiento-pedido, a la
durabilidad del mismo y la significación que tiene para un autor, el haber
realizado tantas obras, las cuales hoy día cuelgan en tantos espacios
particulares y públicos; hogares, negocios, hoteles, restaurantes, etc, diseminados
en varias ciudades de todas las provincias Argentina, en Uruguay y Chile. Y con
ello el agradecimiento a todos los adquirentes, que sin estos no hubiera sido
posible no solo la cantidad, sino la génesis, el nacimiento de muchas de estas
obras, que luego explayaré en detalle.
350
Cuadros que están decorando, embellecen o armonizan un espacio; los cuales son vistos,
diariamente por sus dueños o el público que transita por allí para eso
mismo…para dejarse ver, apreciar, ese es su fin, o el objetivo general de quien
lo compra sumado a que en algunos casos los cuadros contienen algo de símbolo-ícono,
ya que son representaciones religiosas o de contenido místico de civilizaciones
antiguas. Los 350 que en muchos casos y/o en su mayoría, son reproducciones de
esas civilizaciones, no son cultura hoy día porque yo. –Autor- las realicé, las
volví a re-producir, sino que son y siguen siendo cultura porque hay unos ojos
que las ven…y los seguirán viendo....-creo-.
Pero
del otro lado o sea del autor, de mi. Cada cuadro es, fue y será, y es un punto
a destacar; un pro-eyecto lanzado al mundo propenso a pro-crearse de continuo;
inacabado, sin fin, sin terminar…. Que se sigue haciendo en el tiempo…se va com-poniendo,
tiende siempre al futuro, es en términos de Julián Marías, Futurizo, como la
vida de cada uno de nosotros, la vida humana la cual es “presente, pero
orientado al futuro, vuelto a él, proyectado hacía él”. Por ello me atrevo a
decir humildemente que cada cuadro es un pro-eyecto trascendental. Por qué? Se
preguntaran. En estas líneas siguientes haré el intento y no sé si lograré
explicarme claramente. Será bastante complicado ya que en el concepto general
de cada cuadro iré de lo técnico a lo artístico, de lo físico a lo metafísico y
aquí último me moveré en un plano o en una dimensión…disculpen la pedantería,
Trans-objetiva, que rebasa al objeto mismo como “cosa” o sea que no es
aprehensible con las conocidas categorías del entendimiento…o sea hablaré de
ellas, pero seguramente…mal, ya que el lenguaje es una categoría que aquí, en
esta dimensión no funciona…solo me queda intentar acercarme a través de los
signos y cifras para que se comprenda de cada obra, el sentido…y sentido quiere
decir…Futuro… pro-eyecto. Por ello yo tal vez mal-hablare, pero no me queda
otra forma de hacerme comprender…o complementarlo con apreciar cada cuadro en
su espacio y dejar que el nos siga “hablando”.
Para
que sepan, los 350 cuadros en general, nacieron de un pedido concreto y especifico
de un comprador. El futuro adquirente me especifica la imagen deseada, las
preferencias de tamaño, colores, tonos, agregados o no, el lugar donde irá
colgado el mismo, la luminosidad que desea, etc. En base a todo ello, y a un
análisis pormenorizado de todas las variantes, para luego pactar una fecha de
entrega, ya que lleva su tiempo todo el proceso creativo, mas siendo a pedido,
con especificaciones particulares, no estándar…dejo cuasi definido el
pro-eyecto-cuadro a realizar. Por ello realizo el cuadro en compañía del
comprador, con un “acuerdo” tácito entre los dos en base a sus preferencias; este
es por ello coautor del su futura obra. En definitiva el cuadro a realizar es
totalmente personalizado. Ningún cuadro de estos 350 aún teniendo el mismo
motivo es igual uno de otro, un tono, una profundidad un color, una pátina
siempre distinta. Esa personalización podría decirse artística de cada cuadro
de mi autoría se diferencia de y en mucho, a los habituales cuadros comercializados
en la actualidad, los cuales son expuestos en diferentes espacios físicos y/o virtuales,
y el comprador adquiere el cuadro que se ofrece allí expuesto sin ninguna
posibilidad por parte del adquirente de determinar las preferencias
particulares, ya sean estéticas, materiales, o de tamaño y principalmente el
motivo del mismo….en los 350 paso y pasa todo lo contrario.
Otra
gran diferencia de los 350 con otros tipos de cuadros es que todos están totalmente
tallados a mano, o sea con bajo-alto relieve y con textura símil piedra,
madera, mármol, etc. La obra es totalmente artesanal, todo realizado con mis
manos, desde el armado del bastidor, el tallado del planchón de yeso granítico,
el pintado y las pátinas finales. Aquí no hay máquinas, plotter, impresoras, o
todo proceso mecánico o automatizado que le quita humanidad, o mejor dicho
deshumaniza lo que algunos llaman arte.
Además,
al ser en general obras de gran tamaño y por tener un peso importante ya que se
trabaja el tallado sobre un planchón de yeso granítico, no una tela, papel o un
lienzo; propenso o proclive al mínimo contacto en romperse; la gran diferencia,
es que los 350 cuadros son para ser tocados, acariciados…a diferencia de los
otros que ¡¡NO!! hay que tocar por lo frágil. Los bastidores en las 350 no son
de madera, como se ve habitualmente y los cuales con el paso del tiempo (aire,
humedad, termitas,) se comienzan a doblar-romper…no no, los bastidores de mis
obras son de hierro galvanizado, imposible de doblarse o degradarse por el paso
del tiempo, todo esto como decía repercute por su rudeza y dureza de cada
cuadro, pesando en promedio entre 13 a 20 kilogramos.
Los
350 como se irá vislumbrando, no porque lo relate desde una supuesta
presuntuosidad, que no es el caso; sino por sus propias características reales
que fui enumerando… puede decirse que son perdurables, me atrevo a decir
Eternos; el tiempo nunca los desteñirá, desquebrajará, romperá o degradará como
otro tipo de cuadro. Esa supuesta eternidad hace que el cuadro, quedando
colgado en un lugar, y/o luego a otro destino, mudándose, o cambiando de mano
en mano de padre a hijo, pariente, amigo, etc; tenga una larga vida más allá de
la mía, del autor ….y del propio comprador. Un cuadro, y más de este tipo, que
llamo, escultura mural, y el cual he inventado –modestia aparte- (no por lo
estético, sino por los materiales utilizados y la forma-estilo del tallado) es
muy difícil que con el tiempo se considere obsoleto o “fuera de moda” ya que no
fueron adquiridas por esa una presunta moda o estilo del momento, sino, como decía, por las preferencias
particulares, en un momento determinado por el comprador-creador.
Los
cuadros en general que decoran los hogares, si luego de un tiempo no gustan; se
venden, se regalan, pero no se tiran a la basura…perviven. Y como comentaba al
principio de que el cuadro nunca se termina…sino que se abandona; siempre hay
un tallado más, uno menos, un detalle, otro, una pincelada, un color-tono u
otro y seguiría hasta no acabar…siempre encontrándole con la mirada algo, algún
detalle que re-tocar, pero por ello hay un momento de abandono, no terminación
del mismo; en donde creo que es el momento de dejarlo ir. En los 350 queda una doble
apertura temporal constante e infinita, por un lado la no terminación del autor
y por otro del paso de generación en generación del mismo cuadro a lo largo del
tiempo, “acompañando” las vidas futuras que lo apreciarán y lo seguirán
“haciendo”…-creo… debo ilusionarme-.
En
el proceso creativo de cada cuadro, luego de armar el bastidor, tallar el
cuadro y masillar todos los cantos, para que éste luego sea pintado y realizar
las pátinas finales; la obra se deja expuesta al sol durante uno o dos días
para que todo esté seco, sellado, y los elementos del cuadro estén fusionados.
Nuestro astro, fuente de toda vida, energía y porvenir, el sol; juega por ello
un papel muy importante en la constitución del cuadro, no solo objetivamente,
sino inobjetivamente hablando, me atrevo a decir. No deseo, ni pretendo que se
mal interpreten mis palabras aquí expuestas, y estas sean un encubrimiento
semántico propio de algunos “habladores, místicos y religiosos” tan difundido
en nuestro días. Por ello respetando las miles de explicaciones míticas sobre
naturales de la energía, fuerza o luz del sol, en donde se lleva a una
veneración o endiosamiento del astro rey, crease o no, eso… queda en cada uno;
seguiré exponiendo el proceso.
Si
fuera por puro marketing o engaño publicitario, continuaría la línea
idealizadora, pero no soy así ni quiero falsear la obra. Pero guste o no por
pura ciencia, en donde el sol irradia y actúa-influye con su energía a través
de ondas electromagnéticas, en los elementos de la tierra; todos reciben su
CARGA, un “plus” de energía llámese cósmica, vital o como se quiera. Además
siendo consciente que en general los cuadros quedarán bajo un techo para
siempre, sin un “contacto” con el sol directo, quiero que en su génesis, cada
cuadro, tenga el poder del astro rey, fuente de toda vida en la tierra; fundida
para siempre en su esencia, irradiando un halo de energía al exponerse luego al
mundo. Con esta burda y simple explicación solo quiero dejar expuesto que el
cuadro terminado, el cuadro entregado y colgado por usted en un lugar
designado, no solo decora, expone, deja ver una escultura mural sea histórica,
figurativa o abstracta, sino que dentro, en toda su materia y en su estética,
figuras, grietas, relieves, texturas, colores y sombras; irradia constantemente
belleza y..... Energía.
Luego
de todas estas palabras, y con disculpas de referirme tanto a -Mi o Yo-, pero
es imposible no hacerlo ya que hablo y expongo mi pensar en primera persona. He
tratado en lo posible de que se vea a lo que quería llegar en cómo cada cuadro
de los 350, a sabiendas que no son seres vivos, tienen desde el momento de su
nacimiento una Vida perdurable gracias a: la creación co-participativa de
adquirente y autor la cual hace que el primero no se “desprenda” al poco
tiempo, o nunca de la misma, las
características-durabilidad de los materiales usados y al fin estético que
traspasa las modas artísticas del momento….todo esto da un atisbo a lo que me
refería, líneas arriba, con lo trascendental del concepto.
Por
último no puedo nuevamente dejar de agradecer, ya que hay que ser agradecido en
la vida; a todos los compradores-adquirentes desde el comienzo de este humilde
emprendimiento llamado VALKIRIA CUADROS
desde hace 10 años a hoy día que han confiado en mi trabajo para la decoración
de sus espacios, y además han esperado con paciencia y sin apuros la
finalización de su cuadro. Esto sumado a
tantas cariñosas, bellas y alentadoras palabras que me hacen/hicieron
llegar por el trabajo realizado mis compradores; me dan fuerza y ánimo para
continuar, aunque sea por 351… o muchos más….Gracias.
Aníbal Covaleda
VALKIRIA CUADROS
Armstrong, 28 de Diciembre de 2018
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